Hola, Nico. Hola, Aurora.
Desde que soy vuestro padre me he dado cuenta de una cosa que me pasa y nunca antes me había ocurrido.
Y no soy el único, es algo que otros padres también han sentido después de haber tenido a sus hijos.
Tener hijos te hace revivir experiencias que has compartido con otras personas pero con otros ojos.
Es como si hubieras leído de pequeño un libro que creías haber entendido y, cuando te haces padre, vuelves a leerlo y piensas “Ahhhh, esto iba de otra cosa”.
Ahora que comparto muchas experiencias con mis hijos, las “comparo” con esas mismas experiencias que tuve con mi propia familia.
Ahora entiendo el esfuerzo que cada día hacía mi abuela por hacer dos menús, uno para ellos y otro mi comida favorita (para su nieto favorito).
Ahora entiendo lo duro que tuvo que ser para mi madre empezar a estudiar cuando tenía a un preadolescente en casa.
Ahora entiendo las palizas en coche de mi padre para volver desde lejos y verme un fin de semana.
Es como si todo el tiempo te hubieran estado hablando en un idioma que no entiendes y, de pronto, te dan unos auriculares donde una persona te va traduciendo todo.
Ahhhh, que esto no era lo normal.
Hace unos días te escribí que volví a llorar porque me di cuenta que no cumplí una promesa que le hice a mi tío cuando aún lo tenía cerca de mí.
Estos momentos eureka en los que te das cuenta de gestos que no entendías de pequeño se convierten en dolor cuando no puedes ya agradecérselos a esas personas.
Porque se han ido.
Ahora sabes lo que había detrás, pero ya es tarde.
Y duele.
Como ese giro de guion donde el malo parecía el malo toda la película y, justo antes de acabar, te das cuenta de que siempre fue el bueno todo el tiempo.
Pero ya no puedes hacer nada para remediarlo.
Ayer escribía esto:
Y es que cada vez que vivo con mis hijos (con vosotros, Nico y Aurora) una experiencia o una enseñanza que yo mismo recibí, tengo que pasar por una fase de melancolía recordando que conmigo hicieron lo mismo, dejando un mensaje oculto que decía “ya te darás cuenta”.
Es un duelo que toca llevar para siempre porque, cuando menos te lo esperas, aparece.
Dicen que el duelo es el amor que sentiste por esa persona negándose a rendirse.
El mío es infinito.
Os quiero, hijos.
(Os quiero también a vosotros, aunque ya no estéis aquí.)
El próximo domingo los precios para ser miembro suscriptor van a subir.
Actualmente están en 5 euros mensuales o 49,99 euros para el pago anual (que sale a cerca de unos 4 euros al mes).
Si quieres ser VIP (VERY Important Papa) También subirá, actualmente sale a 99,99 euros anuales) y podrás publicitarte frente a toda la comunidad cuando quieras.
LOS PRECIOS QUE HAY ACTUALMENTE NO SE VAN A VOLVER A DAR NUNCA MÁS.
Si quieres recibir recursos sobre paternidad y masculinidad para convertirte en un mejor padre, estar rodeado de padres top con los que compartimos nuestras dudas y emociones como padres, es AHORA O NUNCA.
Vente ya y forma parte de la comunidad en castellano más grande de Substack.