Hola, Nico. Hola, Aurora.
Hay una frase que me encanta.
“Cuando haces cosas pasan cosas”.
La magia que encierra es que no tenemos ni p**a idea de qué va a pasar, pero pasan.
A veces haces cosas que te llevan justo al lugar donde querías (casos raros, pero existen).
Otras tantas (creo que la mayoría), haces cosas que te van llevando por un camino que no estaba en los planes y te presenta finales alternativos que no esperabas.
No hay una elección correcta, ni tampoco sabes seguro que habrá detrás de la siguiente puerta, porque tú tienes unos planes y la vida tiene otros.
Lo que no te recomiendo (y así espero haberte educado cuando leas esto) es quedarte parado.
Analizando qué hacer, esperando a que llegue la inspiración o que llamen a tu puerta.
Ponle el nombre que quieras.
La peor elección que puedes hacer es la de no hacer nada.
Puedes escoger un camino y equivocarte, pero eso no es fallar.
Fallar es no intentarlo.
Y, no menos importante, es esencial que esa decisión la tomes por ti mismo.
Equivocarse es jodido (Papá se equivocó mucho) pero no deja de ser un modo como cualquier otro de descartar un camino.
Equivocarte es una buena manera de eliminar una de las cartas de la baraja mientras otros siguen mirando inmóviles el mezclar del crupier de la vida.
Como digo, equivocarse es jodido, pero más jodido es equivocarse por haber elegido un camino que te ha recomendado otro.
Uno puede vivir con el fallo propio, pero es mucho más difícil hacerlo con el ajeno.
Esa persona que te puede recomendar un camino puedo ser yo (Papá siempre va a intentar que escojas la mejor opción, pero, como te he dicho, ni yo mismo he acertado la mayoría de las veces).
Otras veces será un amigo.
O tu novieta/o/e.
No debes echarnos cuenta, de verdad.
Unos querrán que cojas un camino porque es el más seguro.
Otros porque es el que conocen.
Otros porque es el que más les conviene a ellos.
La única buena opción es la que tú escojas.
¿Cómo acertar? Ni idea (como ya te habrás podido imaginar que respondería).
Tu única opción es la de intentarlo y ver si te acerca a un lugar donde te sientas completo.
Cuando te vayas acercando a ese lugar que parece el correcto mirarás hacia atrás y dirás, Ah, que este era el camino.
Pero nunca, nunca, nunca, vas a saber a dónde te va a llevar la siguiente puerta.
Lo importante es cruzarla.
Te pongo un ejemplo.
Ya te he dicho alguna vez que tu padre ha sido un vagabundo de la vida.
Lo mismo me daba por correr una maratón.
Que por hacer halterofilia.
O ponerme a cantar con amigos.
De hecho se me daba tan bien que me llevaron a un estudio de grabación y de ahí a hacer conciertos.
Cantando me di cuenta de lo importante que era promocionar mi música para que fueran a ver mis conciertos o vender discos.
Aprendí mucho y eso me llevó a abrir una web de promoción musical que tenía decenas de miles de visitas al mes, y empezaron a llamarme para dar charlas sobre marketing online para músicos.
En esas charlas conocí a muchas personas emprendedoras como tu padre, por lo que se me despertó el gusanillo por ese mundillo.
Al escuchar tantas buenas ideas de gente interesante quise montar mi primera startup.
Lo que me llevó al primer evento que se realizó en Sevilla de este tipo.
Tenía que convencer a varios locos que allí asistían (en menos de un minuto de speech) de que mi proyecto era el mejor y que se unieran a mi equipo.
Lo conseguí.
Y salió tan bien que nos dieron un premio por ello.
Ya ves, de empezar a cantar con amigos por afición a quedar premiado en un evento de Startups.
Ni por un segundo se me hubiera pasado por la cabeza que una cosa llevaría a la otra en menos de 3 años.
Pero hice cosas y pasaron cosas.
Quizás te preguntas que qué pasó con mi startup.
Pues murió al año porque todos los integrantes se fueron a abrir su propias puertas.
¿Cuál abrí yo yendo a ese evento?
No te habrás fijado (hay que estar siempre atento a los detalles, pero eso para otra carta), pero vuelvo a ponerte la imagen (ampliada) del día del evento final.
Sí, esos somos papá y mamá.
En ese evento nos conocimos los dos.
Tu madre tenía novio y yo era un soltero de oro (ahora sigo siendo de oro pero no soltero), pero mucha gente del evento empezó a seguirse por redes para ver cómo evolucionaban sus proyectos más adelante.
Años más tarde, tu madre (ella te dirá que no, pero tú échame cuenta a mí) me propuso tomar algo y ahí se abrió otra puerta.
Y esa puerta, 10 años más tarde de aquel evento, resulta que nos llevó a traeros al mundo a ti y a tu hermano/a.
Un día decidí empezar a tomarme más en serio aquello de cantar con amigos y acabó llevándome a vosotros dos.
Hice cosas y ya te digo que pasaron cosas.
Esas cosas me llevaron a ti, pero por el camino murieron otros posibles finales que podrían haberme llevado a otros lugares.
Este es el correcto porque es el que vivo, pero tú tienes que empezar a vivir el tuyo propio.
Venga, deja de leer y muévete ya.
Os quiero hijos.
PD Aquí las pruebas de que tengo razón y ella me entró primero.