¡Hola! Genial la entrevista, Víctor. Aquí una mujer, madre y trabajadora a tiempo parcial. Vengo a cuestionar el enfoque de la pregunta sobre el techo de cristal.
¿Hasta qué punto podríamos redefinir qué significa progresar sin que la única narrativa posible sea la de subir escalones sin descanso?
Se ha escrito mucho sobre cómo la maternidad es un factor clave en la desigualdad profesional, pero creo que también es interesante preguntarnos si el modelo de "llegar a la cima" es realmente la única o la mejor forma de medir el éxito. ¿Y si la ambición de escalar posiciones sin límite es, en gran parte, una prioridad masculina que hemos adoptado las mujeres sin cuestionarla demasiado?
Quizás el verdadero problema no sea el techo de cristal en sí, sino la idea de que haya un único camino válido para la realización profesional y personal. ¿Y si no alcanzar ese techo no fuera un problema en absoluto para quienes, siendo mujeres y madres, simplemente tenemos otras prioridades o valores? No digo que no haya desigualdades estructurales, pero tal vez parte de la discusión debería centrarse en repensar qué significa realmente triunfar y qué precio estamos dispuestos a pagar por ello.
Me interesa mucho cómo todo esto se entrelaza con la identidad así que me lo traigo a lo mío, que es hacerme muchas preguntas e ir soltándolas a diestro y siniestro.
Frente a la obsesión por la productividad y el éxito profesional entendido como ascenso, ¿qué diferencia a esos hijos cuyos principales referentes muestran un modelo de trabajo que no es sólo acumulación y sacrificio, sino también disfrute, presencia y equilibrio? ¿Qué impacto tiene esto en su desarrollo afectivo y cómo influirá en su propia percepción del trabajo, del éxito y del equilibrio entre la vida personal y profesional? ¿Pertenecerán esos futuros adultos a un mundo más sostenible?
Me ha encantado. Como padre y como maño. ¡Enhorabuena por la entrevista!
Gracias amigo!
Padreada buena :D
Voy buscando Papás 😁
Pedazo de colaboración entre dos máquinas ;)
Mastodonte!
Mil gracias Óscar por ofrecerme hacer esta entrevista, que me ha ido genial para pararme pensar en qué tipo de padre quiero ser.
De corazón.
¡Hola! Genial la entrevista, Víctor. Aquí una mujer, madre y trabajadora a tiempo parcial. Vengo a cuestionar el enfoque de la pregunta sobre el techo de cristal.
¿Hasta qué punto podríamos redefinir qué significa progresar sin que la única narrativa posible sea la de subir escalones sin descanso?
Se ha escrito mucho sobre cómo la maternidad es un factor clave en la desigualdad profesional, pero creo que también es interesante preguntarnos si el modelo de "llegar a la cima" es realmente la única o la mejor forma de medir el éxito. ¿Y si la ambición de escalar posiciones sin límite es, en gran parte, una prioridad masculina que hemos adoptado las mujeres sin cuestionarla demasiado?
Quizás el verdadero problema no sea el techo de cristal en sí, sino la idea de que haya un único camino válido para la realización profesional y personal. ¿Y si no alcanzar ese techo no fuera un problema en absoluto para quienes, siendo mujeres y madres, simplemente tenemos otras prioridades o valores? No digo que no haya desigualdades estructurales, pero tal vez parte de la discusión debería centrarse en repensar qué significa realmente triunfar y qué precio estamos dispuestos a pagar por ello.
Me interesa mucho cómo todo esto se entrelaza con la identidad así que me lo traigo a lo mío, que es hacerme muchas preguntas e ir soltándolas a diestro y siniestro.
Frente a la obsesión por la productividad y el éxito profesional entendido como ascenso, ¿qué diferencia a esos hijos cuyos principales referentes muestran un modelo de trabajo que no es sólo acumulación y sacrificio, sino también disfrute, presencia y equilibrio? ¿Qué impacto tiene esto en su desarrollo afectivo y cómo influirá en su propia percepción del trabajo, del éxito y del equilibrio entre la vida personal y profesional? ¿Pertenecerán esos futuros adultos a un mundo más sostenible?