Newt Gingrich es un estratega político americano (nos importa poco para lo que voy a contarte).
Ahora se ha pasado al sector privado (¿Otro político más? ¡Sorpresa!) y le leí el otro día una historia sobre resolución de problemas muy interesante.
Un león puede perfecta y fácilmente capturar y matar un ratón, pero resulta que un ratón no tiene las calorías suficientes para mantener vivo al León.
Un León necesita las calorías de un antílope para poder vivir.
Sí, le va a costar más trabajo y velocidad que matar un ratón, pero una vez conseguido, tendría alimento para él y su manada.
Y, aunque matar al ratón sea mucho más sencillo, a largo plazo el centrarse en matar ratones lo llevaría irremediablemente a la muerte.
Con la crianza de un niño pasa algo parecido.
La sobre información que nos llega de todos lados nos ha hecho estar a detalles que de ninguna otra manera hubiéramos percibido.
¿Este zapato tiene el talón rígido?
¿Ese colegio tiene profesores nativos americanos o de UK?
¿Es mejor que toque el piano o la guitarra?
Nos martirizamos con detalles tan nimios que perdemos la perspectiva de las grandes decisiones.
Si queremos que nuestro hijo explore el trabajo en equipo dará igual si va a clases de futbol o atletismo.
Si queremos que aprenda un idioma tendrá que sumergirse en el idioma, en clase, en películas, en videojuegos y dará igual su acento.
Donde creo que tenemos que centrar nuestra atención es en las grandes decisiones y no sufrir por las pequeñas porque (para sorpresa de nadie) no son decisivas luego en el resultado final.
Puedes apuntar a tu hijo a piano y que lo odie para toda la vida.
Puedes llevar a tu hijo a una escuela bilingüe y que luego en la vida real le de vergüenza usarlo.
Hay intangibles que nunca vamos a poder controlar.
Por eso es mucho más efectivo centrarnos en cazar antílopes…
-Quiero que aprenda idiomas.
-Quiero que haga deporte.
-Quiero que aprenda a comer bien.
...que volvernos locos buscando ratones.
-Quiero que tenga acento de LA.
-Quiero que haga tenis como yo.
-Quiero que aprenda a diferenciar entre tangerinas y naranjas.
Nada va a salir como queremos (y menos cuando ese tercero tiene personalidad propia) por lo que no nos queda otra que hacerlo lo mejor posible y salir cada mañana a por nuestro antílope.
PD ¿Los zapatos buenos eran los de la plantilla dura o flexible?