Hace unos días vi una publicación donde una chica decía que no entendía cómo, mientras ella paseaba, hombres con pareja la miraban.
Que aquello era una falta de respeto total por esa compañera de vida.
Te lo dejo aquí por si quieres escucharlo.
Automáticamente me acordé del libro de referencia de esta humilde comunidad, El camino del hombre superior.
En el libro, David Deida nos dice:
"La energía masculina, por naturaleza, se siente atraída por la energía femenina radiante, especialmente cuando esta irradia belleza, juventud y vitalidad."
Y añade:
"No es una cuestión de elección. No es que quieras mirar, es que miras porque así estás biológicamente y espiritualmente cableado."
Estamos hechos así.
Al igual que para una mujer, un hombre proveedor, con voz grave, y con ciertas características físicas que dejan entrever cierto nivel de testosterona, fertilidad y seguridad, también puede resultar atractivo.
¿Esto significa algún tipo de posible infidelidad por parte del “mirón”?
Justamente eso es lo que matiza Deida:
"No hay nada malo en admirar la belleza de una mujer. Lo problemático es cuando esa admiración se convierte en necesidad, en distracción, en deseo no integrado."
Como repite Deida, una y otra vez en el libro, lo más importante en la vida de un hombre, es su misión. Si le quitas su misión, se lo quitas todo. Hasta deja de ser atractivo para su pareja.
No se trata de fidelidad solo como “no tocar” a otra. Se trata de lealtad al propósito. El hombre superior no necesita reprimir su atracción por otras mujeres, pero tampoco se deja arrastrar por ella.
"Estás con una mujer no porque no te atraigan otras, sino porque has elegido centrar tu corazón en una relación que sostiene tu evolución."
Esto implica una madurez sexual y espiritual:
Puedes mirar sin desear.
Puedes desear sin actuar.
Puedes actuar sin traicionar tu centro.
Además, personalmente y en mi eterno aprendizaje, si algo he aprendido de la tentación es que esconder la tentación, no mirar a la tentación a la cara, no es el camino para no caer en ella.
De hecho, respondí a esta chica lo que creo que es la reflexión máxima que te sirve para ser fiel, para dejar el tabaco o los donuts de chocolate.
El consejo que le doy a todo aquel que quiere dejar una adicción o dar un volantazo a su vida y que me ha funcionado SIEMPRE que he querido realizar un cambio profundo en mí:
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