Cada mañana cuando voy a dejar a mi hijo al colegio la misma escena.
Justo en la puerta de entrada hay un paso de peatones y, uno a uno, todos los coches se paran frente a él, del coche se baja un chico o chica de entre 11 y 14 años, el padre espera pacientemente a que su hijo de la vuelta al coche y (a veces pacientemente y otras impacientemente) toda la fila de coches que tiene detrás debe esperar a que termine toda esta liturgia para poder seguir la marcha.
Como diría Goyo Jimenez en el monólogo de Los Americanos (si no lo has visto ya estás dejándome de leer e ir a verlo), no te lo digo, te lo muestro:
Lo que me llama la atención, es que los coches que suelen ir detrás del detenido del que se están bajando los niños, en un 90% de ocasiones, también llevan niños que van a bajarse en el mismo paso de peatones y que van a realizar exactamente la misma acción.
Eso te hace vivir una situación casi cómica en la que ves como, uno a uno, cada coche se va parando en el paso de peatones, de él se baja el adolescente de turno, pasa por el paso de peatones delante del coche de su padre o madre, y ya, cuando ha entrado por la puerta del colegio, sigue la marcha.
La lógica te dice que lo más normal sería hacer esto:
Una vez que un coche se pare en el paso de peatones, los que están justo detrás (literalmente a 10 metros del paso de peatones) podrían aprovechar para que sus hijos se bajaran y pasar en grupo hasta la entrada del colegio, agilizando así el tráfico.
Pero no.
Uno a uno, van realizando la misma acción, formando una cola de coches detrás inmensa ya que, en hora punta, se mezclan padres, trabajadores y transporte público.
¿ESTAMOS CONVIERTIENDO A NUESTROS HIJOS EN GILIPOLLAS?
El motivo número uno de que esto pase es la sobre protección, ya que creemos que en esos metros que nuestro hijo anda solo van a ocurrir múltiples fatalidades que intentamos evitar dejándolo justo en la puerta (y si pudiéramos llevarlo de la mano, también lo haríamos).
La protección del menor es un tema estrella para nuestra generación de padres.
Para una generación que jugábamos en los parques llenos de piedras y óxido (en algunos hasta con algún preservativo o regalito variado por allí), que íbamos al cole andando solos desde kilómetros o que veía la tele mientras Sylvester Stallone le arrancaba la cabeza a algún vietnamita mientras nos comíamos un Bollycao con el azúcar de 3 RedBulls juntos, es una realidad nueva.
Disney con un disclaimer de película obscena al comenzar “Peter Pan”.
Relojes con GPS y micro oculto.
Llevar la mochila de deporte en nuestro hombro en sus extraescolares para que no le pese.
Que no pruebe el gluten.
Podría estar todo el día hablando de cortafuegos “locos” para que nuestro hijo viva en un estado de “que no le de el viento” perpetuo.
¿SHELDONS COOPER O SERES AUTÓNOMOS?
Lo mismo eres un pollavieja y no lo sabes pero a las nuevas generaciones no les gusta llamar por teléfono.
Se sienten incómodos llamando a alguien o recibiendo una llamada.
Hablo de sentirse mal nivel que te suden las manos como si fueras a tirar el penalty de la final de un mundial o tener casi un ataque de ansiedad.
Evitan cualquier interacción humana posible.
Ojo, que yo prefiero pedir por una app comida para llevar por la comodidad de hacer todo el proceso en un minuto, pero no porque me aterre hablar con una persona.
Como ocurre con Sheldon Cooper en la serie Big Bang Theory, necesitas que los acompañen para multitud de gestiones que van a formar parte de su día a día como adulto.
Nivel necesitar que tu padre te acompañe a la Universidad a echar la matrícula o que te acompañe tu madre al médico para que cuente ella qué te pasa.
¿CÓMO EVITAMOS CRIAR SERES DEPENDIENTES?
Te voy a dar tres recursos que he investigado, que están demostrados (incluso científicamente) que funcionan y que puedes usar desde cualquier edad.
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