Soy Jano Cabello, papá de Max (2 años y medio) y de Oliver (en camino…). Tengo treinta y cuatro años y soy publicista. Bueno, eso es lo que pone en el título de la universidad que nunca fui a recoger porque un mes antes de terminar los exámenes del último año ya había empezado con mi propia agencia de publicidad. Hoy, doce años después, me dedico a ayudar a las personas a alinear sus habilidades profesionales y personales para poder llevar una buena vida a través de su marca personal.
Cuando te conviertes en Papá ya no hay marcha atrás – Sobre identidades y cambios personales.
Soy un ferviente defensor de que las personas cambian, quizás podemos modular ciertos comportamientos por un tiempo para engañar a alguien, pero no podemos pretender ser otra persona hasta el infinito y, ser padre, es para siempre. ¿Cómo describirías a tu yo pre-paternidad y al actual?
Era, indudablemente, más egoísta. Me flipa ser el centro de atención, soy muy prota y cuando llegó Max, un precioso bebé rubio de ojos azules, se comió ese protagonismo y pasé a ser el papá de Max. Empecé a darle todo a él (y a mi mujer) y aprendí a meterme más en mi yo interior. Escuchar más, callar un ratico y observar. Creo que el Jano de ahora es más sabio.
Un hijo es una bomba que lo cambia todo a tu alrededor, tanto relaciones personales, laborales o dentro de tu propia casa. ¿De qué manera la paternidad ha afectado o afectó a tu relación con tu pareja, familia o amigos?
A mis amigos les digo que ser padre es como bajar de categoría en cualquier deporte. Yo estaba en primera, me preguntaban qué tal los proyectos, protagonizaba las comidas familiares y mis padres y mi mujer me preguntaban qué tal el día. Cuando llegó Max bajé a segunda B y bueno, a algún partidillo interesante aún vienen a verte. Cuando nazca Oliver me voy directo a jugar en campos de tierra en un regional. Es, sinceramente, una cura de humildad. Te permite hacer las cosas de verdad, con propósito y porque quieres hacerlo. Es un acto de amor desinteresado. Dar por dar.
En la pareja, la relación es distinta, indudablemente. Alguien sabio me dijo antes de ser padre: “No os olvidéis de que ese crío viene al mundo gracias al amor que os tenéis el uno por el otro. No permitáis que esa llama se apague. No os enamoréis tanto de vuestros hijos que os olvidéis de quereros cada día vosotros”.
Se me clavó en la mente y cuando siento que no tengo ese amor que me toca, ese trozo del pastel, levanto la mano y lo reclamo. Si estás leyendo esto sin ser padre, todavía, pensarás: “Hostia, que fuerte, tiene que pedir amor”. Sí, la madre leona ahora tiene un cachorro y ya te he dicho que tú estás jugando en segunda B. O avisas de que tienes un partido importante, o no van a verte.
Los amigos simplemente han introducido un nuevo epígrafe a la conversación: “¿Cómo va el crío? ¿Ya se te ha caído?”. Los amigos en estas situaciones son bálsamo. A no ser que tengas el típico angustias que te cuente todo el día lo jodido que está con los suyos, que en tal caso, también viene bien saber que podrías estar peor.
Hay muchos estudios que indican que el padre también sufre cambios hormonales, tanto en el embarazo como una vez que nace su hijo. ¿Crees que la paternidad ha afectado o afectó tu salud mental o emocional de una manera que no habías previsto?
He reflexionado sobre esto y creo que la paternidad es otro mar más al que se enfrenta cualquier marino que surca la vida. (Jodo, que profundidad. Bueno, sigo con esto que me gusta.) Es decir, cuando terminaste de estudiar y empezaste a currar, te empezó a entrar agua en el bote. Nuevo marrones y situaciones que no controlabas. Tu primera pareja seria te abrió fisuras que no sabías que podrías tener. Los “nuevos problemas” de la vida adulta te van dando hostias por proa, por popa, por estribor y por babor. La paternidad es un océano para toda la vida y tienes que tener las fisuras controladas.
Forjar un carácter sin fisuras o con las menos posibles es fundamental. Esto empieza por conocerte bien, saber tus limitaciones y por dónde te va a entrar el agua que te hunda el barco. No puedes ponerte con las reparaciones cuando nace tu hijo, ahí ya estás achicando agua, compadre. Hay que ponerse antes.
Yo, por circunstancias de la vida, me hice mayor pronto. A los 21 ya tenía la empresa y empecé a hundir barcos enseguida. Esto me ayudó a conocer mis fisuras pronto y arreglarlas a tiempo.
¿Afectó a mi salud mental? Hombre, seguro. Pero haber forjado un carácter fuerte me ha ayudado a que no se me hunda la tripulación.
Sin duda el papel del hombre dentro de la crianza ha dado un cambio radical en las últimas dos décadas, y nosotros como hijos y ahora como padres podemos dar fe de ello. ¿Qué crees que ha cambiado, para bien o para mal, en el rol de padre actual respecto a la época de los nuestros?
Tener un padre presente no puede tener nada de negativo, a no ser que seas un puto cenizo y apagues la luz de cualquiera que esté a tu lado, incluyendo tu hijo. Salvo estos casos, la nueva paternidad de papás más presentes e involucrados era necesario.
Nuestra generación ha conocido a esos padres súper trabajadores que te daban un besico en la frente por la mañana cuando aún dormías y casi te daban otro cuando te acostabas, de lunes a viernes.
Nosotros tenemos otros desafíos como la hiperproductividad o las putas pantallas que nos preocupan mucho en nuestros hijos mientras nosotros hacemos scroll infinito en Instagram durante horas.
Además, en materia de educación hay tanta información que fácilmente nos puede llevar al bloqueo. ¿Lo estoy haciendo bien? ¿Es esta la mejor forma de educar a mi hijo? ¿Debería hablarle como le hace ese papá tan ultra molón de Instagram que parece tocado por el mismísimo Santo Job? A saber.
Lo que tengo claro es que nuestra generación está teniendo la oportunidad de centrarse más en el desarrollo de las emociones e inteligencia emocional y eso, sin lugar a dudas, traerá cosas buenas.
Dicen que todo sueño u objetivo requiere de un sacrificio, y que abrazarlo y escogerlo bien es lo que realmente marca la diferencia entre los que lo consiguen alcanzar y los que no. ¿Qué sacrificios estás dispuesto a hacer o has sacrificado ya para convertirte en el tipo de padre que deseas ser?
Bueno, no sé si sacrificio es la palabra correcta, me gusta más llamarlo vocación. Ser padre debería ser, en el mejor de los casos, una vocación. Verlo de este modo nos permite ser algo más positivos ¿no crees?. El sacrificio es “dejar ir por algo”. La vocación es “hacer por algo”. O al menos, así lo veo yo. En cualquier caso, sacrificio o vocación, la paternidad es el mayor acto de amor. Es entregarle las llaves de tu vida a un pequeño ser que todavía no sabe qué hacer con ellas. Es amor en su estado más brutal y desinteresado. Lo das todo; tu energía, tu tiempo, tu amor, tu dinero, tu salud, tu libertad, etc sin esperar nada. Por supuesto, el regalo de vuelta es el mayor milagro de la naturaleza. Quien decide no tenerlos o posponer la paternidad tiene un punto egoísta que entiendo y respeto pero que no comparto. Aquí es donde me ponen a caldo, pero me la pela.
No estamos dispuestos a ceder. Nos hemos vuelto una especie de semi dioses caprichosos y egoístas que quieren conocer Bali, Filipinas y Kenia, tener el último móvil del mercado, disfrutar del tardeo, flirtear con otros en Tinder, mantener nuestro estatus profesional y alcanzar el mejor puesto de la empresa o tener mejor coche que el vecino antes de tener un hijo. Esto lo he oído tantas veces que he llegado a comprender que no estamos dispuestos a ceder una parcela de libertad.
La excusa es perfecta: “No está la economía para traer a un niño” o “Si tengo un hijo quiero darle lo mejor” o mi top one de la lista “No quiero traer niños a este mundo”.
En fin. Nuestros abuelos tenían un propósito claro, formar familia. Nosotros queremos ser importantes. O libres. O las dos cosas. Todo no se puede.
Nunca se cría a un hijo solo – Sobre conflictos en la educación de un niño.
Normalmente los hombres compartimos poco nuestras emociones, en eso nos llevan siglos de ventaja las mujeres, ¿Compartes tus dudas y miedos sobre la crianza de tus hijos con otros padres? ¿Crees que debería haber más padres que compartieran más sobre la crianza desde el punto de vista del padre?
Hay un libro muy interesante sobre el papel del hombre en la sociedad, un papel en crisis debido al auge de las políticas feministas. Como puedes ver, me gusta meterme en jardines frondosos. El libro se llama “Hombres” y es de Richard V. Reeves y merece la pena echarle una ojeada. Estamos, muchas veces y sobre todo en estos temas, en tierra de nadie.
Yo me he ido alguna noche llorando a la cama después de las “primeras broncas” con el peque. Me ha partido el alma decirle las cosas de forma seria y he compartido mis sentimientos con mi mujer. También hablamos antes de empezar nuestra vida como papás del papel que íbamos a tener cada uno en su educación. Ella adquiere el rol femenino, de apego y consuelo mientras que yo tengo el rol masculino de disciplina, estructura e independencia. Son energías y no tiene necesariamente que adquirirla el rol que le corresponde. La mamá puede ejercer la figura masculina y viceversa. Pero está demostrado que los niños necesitan de ambas energías para desarrollarse con buena salud mental. Si este tema te interesa la Dra. María Velasco lo explica de maravilla en “Criar con salud mental”.
Que yo ejerza esta figura no quita para que no sufra o en ocasiones me sienta solo. Comento con otros papás en el parque o con amigos, está claro, y todos estamos en la misma situación. En el peor de los casos, hay quienes no tienen claro qué figura ejercen o, lo que es todavía peor, creen que ninguno de los dos tiene el rol masculino.
En definitiva, es un mundo que nadie nace aprendido y que no existe un modelo único. Es un campo donde aprender siempre tiene cabida y, sobre todo, comprender desde la ignorancia que existen muchas ideas, conceptos, filosofías y movimientos en esta área que debes tomarte como un aprendizaje constante.
Las amistades van a conformar gran parte del carácter, aficiones y personalidad de nuestros hijos. Para contrarrestar esto, ha ganado mucha fuerza la figura del “Padre Colega”, que intenta que los hijos sepan que pueden contar con su padre ante cualquier problema, duda o necesidad de apoyo, como si fuera uno más de la pandilla, ¿Estás de acuerdo con ese rol? ¿Cómo podemos navegar entre ser una figura en la que tu hijo pueda confiar y contarte todo sin perder autoridad o respeto?
Menudo melón… no tengo ni puta idea Óscar. Me parece un tema súper interesante y creo que puede estar relacionada con el liderazgo en familia y que todo dependerá de muchos factores. Habrá niños a los que esa figura les venga de maravilla en una etapa y en otra quieran volar libres y sentir esa independencia. Y otros al contrario, necesiten autoridad en primeros años y después tenga ese “Padre Colega” en una etapa de confusión al que puedan contarle todo.
A mi me encantaría seguir siendo su figura de referencia pero también entiendo que llegará la época en la que busque validación de grupo y yo no forme parte de esa dinámica. En cualquier caso, creo que fomentar esa confianza desde que son bien pequeños, escuchándoles y manteniendo conversaciones profundas ayudará a que luego sigas siendo “un buen amigo”.
Este anuncio de McDonalds siempre me hace llorar y creo que refleja a la perfección esto.
No existe una sola manera de educar a un hijo, cada uno tenemos la nuestra y, a no ser que vivas una situación monoparental, tienen que convivir, como poco, dos estilos educativos a la misma vez. ¿Cómo negocias con tu pareja cuando existen conflictos en ciertos aspectos de la educación de tus hijos?
Esto considero que es un tema cultural familiar. A mi mujer le educaron de una forma y a mi de otra. Encontrar los patrones comunes es un buen comienzo. Después, diálogo constante. Igual que el sexo, la conversación no debe cesar. ¿Qué hacemos cuando nos diga que le pegan en el colegio? ¿Y si el que pega es él? ¿Cómo afrontamos las rabietas? Son melones gordos que no tiene sentido hablarlos antes de ser papás porque sobre el terreno de juego se empatiza más y es más fácil coger el toro por los cuernos. Al final, la receta que suele responder a las dudas suele llevar como ingredientes: paciencia, empatía, tiempo y diálogo.
En gran parte, somos lo que vimos, ¿Cómo fue la relación con tu propio padre (o quien hiciera de ese rol) y cómo ha influido eso en tu forma de ser como padre?
Imagino que como muchos, he tenido un padre que ha aprendido a ser padre conmigo. De esa generación que han trabajado como burros para darnos lo mejor que han podido, aunque no se lo pudiésemos y que lo único que pedíamos en silencio era más tiempo de calidad con nosotros. Hasta los veintiún años tuvimos nuestros más y nuestros menos. Yo era un loco creativo y soñador, despistado y poco responsable. Él era empresario, atareado y malhumorado. Una dupla cuanto menos explosiva.
Después aprendí a conocer al ser humano y a leer todo lo que cogía para aprender sobre desarrollo personal, inteligencia emocional, liderazgo y psicología. Aprendí a entenderle y, sobre todo, a agradecerle todo aquello que me enseñó. Lecciones invisibles que he sabido valorar años más tarde.
Recuerdo aprender a respirar antes de que mi padre entrara por casa y me recriminara no estar estudiando o haber hecho algo que yo aún no sabía, pero que seguro había hecho. Respiraba y me decía: “No le está yendo bien en la empresa. Ten paciencia y aunque busque conflicto, no se lo des”. Fue el inicio de cosas muy buenas. Creo que la adolescencia, en general, es una etapa jodida. Yo la tuve muy intensa y mi padre no era en aquel momento el ejemplo de paciencia.
Luego, le hice abuelo y lo digievolucioné a un señor chocho por su nieto que no tiene ojos para nada más. Ahora hacemos un trío muy divertido: abuelo, hijo y nieto.
Creo que el camino del amor, aunque suene muy hierbas, es un camino que lleva a la empatía y el aprendizaje. Trabajarte a ti mismo te ayuda a entender a los demás y dejar de reaccionar para empezar a ser más proactivo.
En muchas ocasiones, los hombres y las mujeres parecemos de especies distintas y nuestra visión de muchos aspectos se deja llevar por diferencias animales arraigadas tras miles de años de evolución y roles marcados. ¿Crees que hay algo que aporta un padre a la crianza de un hijo que no puede aportarlo una mujer? Si es así, dime qué.
Sí, le doy muchas vueltas a esto y quizás esté influenciado por varios estudios que he leído sobre la ausencia de la figura paterna y la relación con el suicidio, la delincuencia o el fracaso profesional.
Creo que podemos aportar los dos, hombre y mujer, como te decía antes. Pero hay ciertos comportamientos innatos en el hombre que nos resultan más fáciles como jugar a luchar, la disciplina o, en mi caso, “echar la bronca”.
Antes de ser Papá fuiste persona – Opiniones sobre NO padres.
Vivimos en tiempos donde opinar es gratis y con la paternidad no iba a ser menos. Hay mucho “Padre de libro” que da lecciones de cómo se debe criar a un hijo sin haberlo tenido nunca. ¿Qué aspectos de la crianza te han sorprendido más en términos de lo que esperabas vs. la realidad y cómo ha evolucionado tu idea sobre lo que es ser padre con el tiempo?
Mira, yo mismo me creí durante los primeros meses un “papá de manual” y, una vez más, me di de bruces con la realidad. No existe ese ideal y cada cual tiene su camino en la vida, en la paternidad, en los negocios… Lo que para un papá funciona, para otro no. En realidad, no esperaba nada. Soy bastante estoico en esto de la ilusión y las expectativas. Había escuchado tantas historias que decidí abrirme a la experiencia de la paternidad. Todo me sorprende y todo me alucina.
Lo que más me ha fascinado son las emociones con las que enfrentas la paternidad. La empatía que como padre desarrollas ante las diferentes situaciones a las que se enfrenta tu hijo. Sus emociones, son tus emociones. Es raro de explicar pero lo que le ocurre a él, te ocurre a ti.
Quizás sea lo más duro de la paternidad, ya no eres dueño de tus emociones, sino que también has de lidiar con las de ellos. Un reto, sin dudo.
Se tienen pocos hijos, no lo digo yo, sino el INE. Las causas son variadas, sin duda la económica parece una, pero también hay una tendencia de personas que no quieren cambiar su modo de vida y que un hijo les “estropee” los planes. ¿Qué opinión tienes de las personas que deciden, por convicción propia, que no quieren tener hijos?
Es un acto de egoísmo que entiendo a la perfección. Dije una vez que nos estamos convirtiendo, gracias y por culpa de la tecnología, en una especie de semidioses mortales capaces de cualquier cosa a golpe de click. Vanidosos, caprichosos… ¿Quién va a querer tener hijos, el mayor acto de amor y altruismo, en un mundo tan lleno de estímulos como este siglo que vivimos? Ya no podrás ver de una sentada una serie en Netflix, se acabó ir a Zara todas las semanas, el viaje a Bangkok habrá que posponerlo… Dejarás la vida de semidios por ser lo más jodidamente humano que ha parido la humanidad: UN PUTO PADRE.
El mito de Hércules cuando se enfrenta los dos caminos ofrecidos por dos ninfas es muy claro: Puedes elegir el camino fácil que te lleva por los deseos y las pasiones, o el camino difícil en el que sufrirás pero alcanzarás la gloria. Los padres elegimos el difícil pero tengo claro que hay gloria cada mañana cuando te dan un beso, cuando te dicen te quiero o cuando les ves crecer.
La postura de no traer hijos a este mundo es respetable. De hecho, quizás es hasta más respetable la de alguien que los haya traído y se haya dado cuenta de que la crianza no es para él. ¿Te has arrepentido en alguna ocasión de haber sido padre? ¿Crees que un botón de “volver a mi vida anterior” sería muy pulsado si existiera la posibilidad?
No, para nada. Tuve a mi primer hijo a los 31 y con todo hecho. Platón dijo (jodo que pedante queda mencionar al viejo filósofo ¿eh? jaja) que hasta los treinta o más no deberían desempeñarse acciones importantes en la vida. Antes, se deben pasar por etapas cruciales de aprendizaje. Y Sócrates decía que sin autoconocimiento no se podía elegir caminos serios. La paternidad de nuestros padres y nuestros abuelos, que tenían hijos muy pronto, les permitía disfrutar a los 40 de adolescentes ya criados pero les pilló una paternidad muy temprana y probablemente inmadura. A nosotros nos ocurre al revés. Si has hecho lo que debías en tus veinte, cuando llegas a los treinta deberías madurar y poder enseñar a tu hijo toda tu experiencia. Si no lo has hecho, te dejarás cosas por hacer.
Veo papás que salen casi cada fin de semana, aparcando a los peques con los abuelos o con su mujer (o viceversa). No lo juzgo, pero creo que hay tiempo para todo. Los niños son niños muy poco tiempo, llegará el día que suden de nosotros y que puedas “volver a salir” o “volver a viajar” o “pegarte tardes de Netflix”.
La vida es larga, cojones. Cada cosa, a su tiempo.
Se ha escrito muchísimo sobre el techo de cristal y cómo, sobre todo en mujeres, el tener hijos es la primera causa para no alcanzar ciertas cotas profesionales. ¿Qué ventajas, desde el punto de vista profesional, crees que tienen los hombres que no tienen hijos respecto a los que sí?
Tiempo y foco. Aunque también existe, en mi caso, ciertas palancas que se han activado a la hora de ser papá. Nunca me ha ido tan bien como ahora. Quizás aprovecho mejor el tiempo como profesional y soy mucho más exigente con mi trabajo. Cierto es que soy un privilegiado pues no tengo horarios, tengo mi empresa y digamos que no hago tareas operativas. Me dedico a pensar y escribir. En cambio, si no eres padre y no tienes grandes responsabilidades, tienes más tiempo pero menos foco. Puedes caer en la Ley de Parkinson y dilatar tus tareas en toda la jornada con más ratito para los cafés y trastear en Temu.
Se supone que, si no existe ningún problema biológico, cualquier ser humano tiene la posibilidad de ser padre. ¿Crees que cualquiera puede ser padre?
Poder sí. Deber, no. Esto es como lo de, ¿crees en la reinserción de presos? Puf, dependerá del preso, del asesinato y de proceso mental ¿no?. Puede que a un imbécil de campeonato la paternidad le haga madurar, ser más disciplinado y cambiar. Los he conocido. El problema es que, quien paga el pato de la inmadurez psicológica de un padre imbécil, por lo general, son los hijos.
Pero, como siempre, el imbécil esto no lo piensa porque es imbécil y motivado. En cambio, estará el mega analítico que estando preparado para serlo, tenga miedo y lo posponga hasta que ya no pueda o le pille tan cansado que se hayan mermado sus capacidades con la edad.
Menudos melones abres.
Y, de la mano de la pregunta anterior, ¿Crees que cualquiera debe tener el derecho a ser padre?
El derecho tiene que tener deberes. Como dijo el tío Ben, “Un gran poder, conlleva una gran responsabilidad”. El viejo Ben se lo escuchó a Damocles y su espada. Tienes derecho a tener hijos y la responsabilidad de integrarlos de forma correcta en la sociedad para hacerla mejor. Si no, por mí, no te molestes.
La educación de un hijo en un mundo de distracciones - Sobre cultura y educación.
¿Cómo complementas la educación académica que reciben tus hijos y en qué campos crees que se debería incidir más en colegios e institutos?
De momento, Max va a la guarde, empezará el año que viene el colegio pero tengo claro, a la hora de buscar escuela varias cosas como que no quiero pilas de deberes, que el juego es necesario y que no creo para nada en un sistema educativo gubernamental. Dicho esto, confío en las personas, los buenos docentes y en un círculo saludable.
De momento vamos juntos a una escuela de circo. En casa hablamos mucho de las emociones e intentamos llevar una vida lo más activa posible.
Me fliparía, aunque es echar piedras a un pozo que nadie ve, que enseñaran economía, arte, mucha más filosofía práctica y no teorías sin aplicación, música y psicología. El resto, juego y trabajo en equipo.
Salimos inútiles y en la carrera la cosa tampoco mejora. Pero, por lo menos, ya que no lo van a hacer, que no les tengan entretenidos con deberes y tareas toda la tarde.
Aquí siempre me gano enemigos e insultos pero el que se lleva trabajo a casa, o es más tonto que los compañeros, o se ha tocado la flauta en el trabajo o tiene un trabajo de mierda. No quiero ninguna de las tres para mi hijo.
Hay ciertas circunstancias que hemos vivido todos y que nuestros hijos también van a vivir, como la relación con el dinero. ¿Cómo viviste como hijo la relación con el dinero en tu familia? ¿Cómo lo haces o piensas hacerlo con tu hijo?
Bueno en mi casa hemos pasado por todas las etapas. Desde la más normal y humilde viviendo en un pueblo a la más exagerada y abundante en un chalet carísimo con viajes de lujo y una vida muy, muy, muy acomodada. Lo perdimos todo. Ha sido un viaje curioso el mío con el dinero, también emprendí joven a causa de la crisis económica y me endeudé por mi primer fracaso empresarial. Mi relación con el dinero es que es necesario para vivir pero no es lo más importante.
No sé cómo lo haré con Max, quiero que sepa manejarlo, jugar con él, invertirlo y, sobre todo, que sea consciente de lo que es. Que no lo vea con miedo, ni con recelo, ni con deseo. El dinero es. Punto. Existe y no existe a la vez. Se gana y se pierde. Si lo persigues, te vuelve loco y si lo obvias te da la espalda.
Conocer cómo funciona, saber manejarlo y hacerlo trabajar sería un buen aprendizaje para cualquier chaval. Como siempre, no interesa. Les enseñan a hacer balances de mierda que hoy en día te lo hace ChatGPT en 45 segundos.
Tener un hijo también cambia muchos pensamientos que creíamos tener grabados en piedra, desde que eres Padre, ¿Te has vuelto más conservador o más arriesgado? Quizás prefieres mantener un trabajo que te de seguridad o, al revés, emprender algo nuevo para darle la mejor vida posible a tu hijo. O quizás tenías una manera de ver la vida muy progresista y te has convertido en una persona más conservadora.
No me gustaría cambiar nada por él. No querría dejar sobre sus espaldas una mochila que no es suya. “Yo deje de emprender por ti” “Dejé de hacer deporte para cuidarte” y reprimendas así que se escuchan en todos lados.
Mi identidad como padre intento que sea una evolución de la que era cuando no tenía hijos, pero es una evolución y no un giro de 180º.
Quiero lo mejor para mi familia y sé que lo mejor que puedo darles es tiempo. Cambiar tiempo por dinero no es algo que me vayan a agradecer dentro de veinte años.
No he escuchado a ninguno hijo decirle a su padre: “Papá, menos mal que decidiste invertir 15 horas al día en trabajar aunque te perdieras mis partidos o no cenases nunca en casa porque ahora conduzco un Porsche y estudio en la mejor universidad de Nueva York”. Alguno habrá, pero no sería lo correcto.
Hay quien delega la educación de su hijo por completo a un tercero y quien decide que solo él sea su fuente de educación académica, cultural y en valores, pero, mientras vivas en una sociedad, el estado tiene mucho que decir al respecto, ¿Qué tanto por ciento de responsabilidad crees que tiene el estado respecto a la educación de tu hijo?
Debería tener cero. NINGUNA. Por mi, que ni los toquen. Pero, la realidad es que voy a llevarle a un colegio y tendré que enseñarle a cuestionar todo. Ni lo que yo digo es la razón absoluta, ni lo que dice su profe va a misa. Que busque e investigue. Que tenga hambre de conocimiento y que se mantenga lo más rebelde posible.
Esto me caerá más de una vez como jarro de agua fría, lo sé. Pero sé que un inconformista llega más lejos que un hijo de un estado mediocre.
Internet lo tiene todo. Todo lo bueno que representa fuentes de información e inspiración casi infinitas y todo lo malo de peligros, distracciones y estafas. ¿Cómo gestionas o vas a gestionar la presencia de tu hijo en Internet?
No tengo ni puta idea, lo que tengo claro es que hablaremos sobre el tema y le explicaré las cosas como son. El porno es tan divertido como perjudicial. Ligar por internet es una puta mentira de cabo a rabo. Los reels y los tiktok te van a volver más imbécil aunque quizás descubras algo que te guste y puedas tirar del hilo para profundizar, pero deberás limitarlo. Lo que pone en la Wikipedia no es la verdad. Los que opinan sobre ti en Internet nunca tendrán pelotas de decírtelo a la cara.
Y así hasta volverme un viejo chocho jajaja
Dime tres libros que crees que todo adolescente debería leer.
Los tres libros que le salgan de los huevos. En esto lo tengo claro, a mi me jodieron el afán de lectura por hacerme leer cosas que no me interesaban.
Max va a la biblioteca y a la librería todas las semanas. Elige lo que le gusta y a casa. ¿Lo quiere leer? Genial. ¿No quiere? De vuelta.
¿La Celestina? ¿El Quijote? ¿Bodas de Sangre? ¿A qué carnuz se le ocurrió que era buena idea obligarnos a leer eso a los 15 años?
Dime una película o serie, por lo menos, donde exista una relación entre padre e hijo que te emocione especialmente y dime por qué.
Con “En busca de la felicidad” me emocioné mucho, la verdad. Es muy típica pero es que está muy bien hecha.
“Cinderella Man” y su frase: “Me niego a aceptar que no podamos dominar nuestra vida”. Es bestial, es la lucha real de un padre por sacar adelante a su familia. Alguien que vio la luz de la fama y la oscuridad del destierro.
Y creo que la más humana de todas es “Captain Fantastic”. Demuestra lo que somos capaces de hacer por nuestros hijos si nos mantenemos despiertos, rebeldes y hambrientos.
El cuidarte a ti mismo es también cuidar de tu hijo – Sobre salud y hábitos.
Cuando nace el primer hijo, hay quien deja de fumar, quien comienza a hacer deporte o a comer mejor, ¿Has cambiado algún hábito de salud desde que eres padre? Si es así, dime cuál o cuáles.
Antes de ser padre y casarme estaba como un gorrino. Sabía que quería ser padre y sabía que para esa misión necesitaba ser la mejor versión de mi mismo. Lo supe cuando conocí a mi mujer, ella me impulsó a ser mejor en muchas cosas. Empecé a hacer deporte a fuego y cambié mi forma física de gorrino a un puto miura jaja.
Cuando mi mujer se quedó embarazada aproveché a dejar el alcohol y, aunque bebía muy poquito, casi residual, lo dejé por completo. Ni una cerveza. Ni un vino.
El primer día que me dí cuenta de que Instagram o TikTok me quitaba tiempo de mirar a mi hijo, me lo quité también.
El siguiente objetivo es comer mejor todavía. Me siguen gustando demasiado las guarradas y la comida basura, ese será el siguiente hábito a mejorar.
Poco tiempo, estrés, descansar lo justo, ¿Qué impacto físico ha tenido o tuvo la paternidad en ti?
Max ha dormido de puta madre desde pequeño y tomó teta hasta que cumplió los dos años. Eso me ha dado buen sueño a mi y peor a su madre, se lo debo. Creo que dormir es una de las claves de la salud y en nuestro caso, Max ha dormido en su camica desde los ocho meses y se ha levantado muy poco por la noche y casi transaccionalmente: agua, una pesadilla… poco más.
Si duermes, la paternidad es otra. Los héroes son los que pasan un par de años o más en vela cada noche y al día siguiente tienen que currar.
El resto de cosas se llevan con filosofía. La emoción más jodida es la de las primeras rabietas, las primeras veces que te empiezan a retar… Ahí siempre recomiendo el libro de mi amigo Pepe García “El Estoico”: “Manual para la serenidad”. Es bestial y te enseña a reconocer esas emociones antes de que exploten. Son muy necesarias en la crianza.
¿Crees que, como padres, le podemos exigir a nuestros hijos que no adquieran ciertos malos hábitos que no son más que consecuencia de verlos repetirse en sus padres?
Somos un espejo macho. A mi me lees con tacos pero en la vida real y, sobre todo delante de él, procuro no soltar ni uno. ¿Cómo voy a pretender que lea si no me ve con un libro en la mano?
Max ha venido conmigo a entrenar al box desde que era un bebé y me bajaba la hamaquita para que se durmiera mientras yo hacía ejercicio. Enseguida empezó a buscar cosas que levantar y le compré unas mini pesas. Imitaba los ejercicios que hacía.
Un día me dijo una compañera de entrenos, “¿Sabes que mi sobrino de dos años cuando se levanta del sofá hace el mismo ruido que su padre que está muy gordo y le cuesta levantarse?”.
Un espejo. Tú verás.
¿Qué vamos a dejar aquí? – Sobre legado y valores.
Los hijos crecen observando cada paso que damos, incluso cuando no somos conscientes de ello. Si tus hijos te preguntarán dentro de 20 años: “Papá, ¿Cómo te gustaría que te recordáramos?”, ¿Qué les responderías y qué estás haciendo hoy para asegurarte de que ese recuerdo sea una realidad?
Amor y sabiduría. Si soy capaz de conseguir que el día que yo no esté sean unos hombres amorosos y sabios gracias a lo que les transmití y lo que vieron en casa, habré dejado un buen legado.
Es algo del día a día. Cómo nos ven tratarnos a su madre y a mí, cómo ven que tratamos al resto, como saludamos al frutero o ayudamos a la señora en el autobús.
Mira, hay una historia muy bonita que ocurrió en Central Park. A Max la flipa la música y había un hombre tocando el acordeón en medio del parque. Max se acercó, se sentó y empezó a escucharle. Vino y me dijo, “Papá, música”, súper contento. Le di un dólar para que se lo diera y sin dudarlo se acercó y se lo dio. Al volver le di otro dólar y se lo guardé en el bolsillo, “Este es tu primer dólar, has ayudado a alguien y te lo has ganado”. Ahora está en la nevera y tenemos una foto suya escuchando al hombre del acordeón.
Pero unos meses más adelante, paseando por Burgos, junto a la catedral, había un hombre gritando “Algo de comer, por favor, no quiero dinero, solo algo de comer”. Casualmente, Max llevaba dándome la turra con que quería plátanos desde hacía ya un rato. Encontré una tienda enfrente del hombre que pedía comida, compré plátanos y le di un par o tres. Max se puso como una fiera porque le había dado parte de sus plátanos a ese señor, no veas que disgusto. Le expliqué que ese hombre tenía hambre y que era bueno ayudarle.
Te cuento esto porque aunque es muy pequeño, aún no tiene tres años, hay muchas historias que se nos quedan grabadas a fuego y que van haciendo callo. Para bien o para mal.
Tener buen corazón y saber transmitirlo mientras les ayudamos a forjar un carácter fuerte es una misión preciosa.
Como buenos monos, aprendemos por imitación y la modelización de comportamientos es una herramienta que la psicología y la pedagogía usan para acelerar esos aprendizajes, pero para eso, necesitamos ponernos frente al espejo de alguien ¿Qué referentes, conocidos o no, actuales o no, tienes sobre paternidad masculina?
No tengo ningún referente al que seguir en particular sino pequeñas cosas de mucha gente que me gusta cómo lo hace, al menos lo que se ve a simple vista. La paciencia de mi amigo Sule, la entereza y la fuerza de Víctor Reyes, la disciplina de Javi Montero…
Creo que de alguna forma todos lo hacemos lo mejor que sabemos. No hay un modelo. Alguno verá en mí un ejemplo y otro creerá que estoy trastornado. Se equivocan y aciertan los dos. Algunas veces me pongo la medalla y otras me echo a la cama disgustado porque no he sabido hacerlo mejor.
En cualquier caso, estoy haciendo lo mejor que sé hacer. No lo que puedo, porque podría hacerlo mejor, pero aún no sé cómo hacerlo.
Trabajamos duro en intentar pasarles a nuestros hijos ciertos valores y creencias que creemos que son eternos, pero, al igual que muchas de esas creencias y valores que nos pasaron nuestros padres o abuelos ya no funcionan en el mundo actual, ¿Cuáles de tus valores y creencias actuales creen que seguirán manteniéndose cuando ya no estés y cuáles no?
A la velocidad que va el mundo y la capacidad que tienen los que “mandan” de generar polarización, no me atrevo a dar una visión de nada, la verdad. Si Newton sigue teniendo razón, con la fuerza que están pegando ciertos movimientos, es fácil que el lado contrario resurja. Es cuestión de ver la historia y conocer la tendencia a repetirse.
Puede que los valores tradicionales vuelvan: la familia, el respeto por los mayores, la educación, la belleza…
Lo que más miedo me da es que se pierda la capacidad de pensar por uno mismo. Intentaré sembrar esa habilidad en mis hijos desde ya. Es, quizás, lo que más veo en declive en nuestra sociedad. Dos burros dicen A y el resto, por miedo a sentirse rechazado dice A. El problema es que los burros que lo dicen tienen seguidores y parecen caballos engalanados pero detrás de su falso relincho son dos pedazo de burros de mucho cuidado.
¿Les hará más felices? No lo sé, pero seguro les hace un poco más libres. Y desde la libertad se pueden conseguir más cosas que desde la opresión.
Nos han invadido los extraterrestres, como humano, te han obligado a alistarte a las Fuerzas Terráqueas de Respuesta AntiAlien.
Después de meses de combate, tu compañía ha conseguido encontrar una debilidad estructural en la nave nodriza y el consejo militar ha descubierto que, con una pequeña carga de explosivos, puede detonarse el puesto de control, abatir la nave y destruir al resto de naves invasoras.
Gracias a tu gran capacidad para el manejo de explosivos, ya que tu cuerpo es una bomba, te han escogido para que seas el humano que va a cargarse a toda la flota alienígena.
¿La mala noticia? La carga explosiva debe detonarse in situ, ya que las ondas de radio no penetran el casco de la nave, lo que significa que tú te destruirás junto a la nave.
Aceptas, pero con una condición, desde el centro de control pides 1 minuto para poder hablar por última vez con tus hijos.
¿Qué lección o consejo le dejarías como legado en ese minuto?
Sigue tu camino. No será siempre el más bonito, ni el más iluminado y, ten claro, que no será el más popular. Te criticarán por hacerlo y te dirán que estás loco. Pero será el tuyo. Confía en tu intuición porque te he enseñado a conocerte a ti mismo y cuando eso pasa, la intuición funciona. Sabrás que estás en el camino correcto cuando la gente tenga miedo de lo que estás haciendo. Ellos no se atrevieron a seguirlo y tampoco quieren que tú lo hagas.
Entrevistemos a otros Papás
¿Hay algún Papá que te gustaría que entrevistara?
Pepe García el Estoico
Víctor Reyes
David Garín, papá de un niño adoptado https://www.instagram.com/davidgarin_/
No dudó un instante en aceptar la entrevista y no me ha decepcionado en sus respuestas, como esperaba.
Le agradezco públicamente el haberse animado y haberse abierto tanto por aquí.
Si quieres opinar sobre la entrevista o quieres sugerirme un papá al que entrevistar te leo por los comentarios.
Qué bonito poder leer sobre la paternidad y la crianza desde el otro lado. !Me encantó!
Gracias por la entrevista, amigo